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La hera de las horas Vulnerat omnes última necat Azabache Amada Azabache: no sé porque quizá el leve viento del sur, tal vez la aurora en su gemir, puede que el corazón al latir rompiéndose su compas de tahúr, sintiendo el frio del amanecer recordando tu suave lejana piel No puedo evitar dolerme ni dejar tu voz de recordar, oyendo tu risa estallar rumor que sobre el viento crece. A cada paso que doy, a cada nota que arranco, a cada noche de llanto, a cada verso en el que soy triste ira de tristeza. En cada sitio que voy, en cada esquina que paro, en cada sombra de paso nueva, en cada puerto en el que estoy. Trozo de noche sin luz cae, sobre mi senda-cierta, amapola gris; amor- cerniéndose como alud sobre mi abatida cabeza. Donde estar mejor que en tu seno, Acunado entre tus brazos, Acariciando,tu negro pelo, azabache dime donde, ¿Dónde morir dulce lastre? Donde mejor que en tu seno, acunado entre tus brazos, acariciando,tu negro pelo. ¿Azabache dime donde, entre que aguas he de buscar
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